La historia del Club
Convenio con el Atlético de Madrid
Rayo Majadahonda y Atlético de Madrid caminan de la mano desde el final de la temporada 96/97, aunque el acuerdo no se hizo efectivo hasta la temporada siguiente. Un Convenio de colaboración que se vio modificado, además, al comienzo de la campaña 00/01 y que, día a día, demuestra ser ventajoso para ambas instituciones.
Todo empezó con la construcción del Cerro del Espino. La calidad de la instalación llamó la atención en el fútbol de Madrid y más en concreto a la directiva rojiblanca. El equipo había sido invitado a la inauguración oficial y desde ese mismo día comenzó a fraguarse la idea de que Majadahonda podía ser el municipio donde instalar su Ciudad Deportiva. En aquella época el Atlético de Madrid carecía de una instalación en la que desarrollar su proyecto de cantera y el Cerro del Espino podía ser la ubicación idónea, después de que en otras localidades como Getafe el proyecto no había salido adelante.
El primer paso en esta relación se produce sin la presencia de nuestro Club. El Atlético de Madrid pide al Ayuntamiento de Majadahonda una cesión administrativa por cincuenta años, algo que era completamente imposible debido a que ésta correspondía al Rayo Majadahonda, de cuatro en cuatro temporadas.
Esta circunstancia y la buena labor de acercamiento que nuestro vicepresidente Carlos Ballester ya había iniciado a nivel de despachos, posibilitó que la negociación abierta entre Atlético y Consistorio Municipal se ampliase con la entrada en las negociaciones del Rayo Majadahonda.
Ei primer contacto oficial entre ambas Juntas Directivas se produce en el Vicente Calderón, con una entrevista personal entre Miguel Angel Gil Marín, Director General del Atlético de Madrid, y Carlos Ballester. Tras esta primera toma de contacto, en la que se habla ya del interés de ambos clubes por llegar a un acuerdo de colaboración, llega una segunda cita en la que se incorpora el presidente del Rayo Majadahonda, Enrique Vedla. En esta reunión las partes alcanzan un principio de acuerdo, que posteriormente tomaría cuerpo con la firma del Convenio entre las tres instituciones. Esto ocurre el 13 de mayo de 1997. Este contrato, una vez firmado, es presentado para su ratificación en la Asamblea de Socios en septiembre de 1997 y ratificado por mayoría absoluta. Comenzaba así la estrecha vinculación entre los dos clubes.
En este primer Convenio se estipulaba que el equipo rojiblanco tenía que Invertir unos 600 millones de pesetas en el Complejo Deportivo, haciéndose cargo de los gastos de gestión y mantenimiento de las Instalación del Cerro del Espino, algo que suponía una ventaja para las arcas municipales. El Atlético de Madrid se comprometía a mejorar el complejo: ampliación de la capacidad del campo principal, re- modelación de vestuarios, construcción de cuatro campos de hierba y tres más de tierra, una residencia de jugadores y un nuevo módulo de oficinas. Además, en el proyecto de mejora se contemplaba la urbanización del aparcamiento y los accesos al campo. A cambio de ello, recibiría la cesión por 50 años de los 60.000 metros cuadrados necesarios para la construcción de su anhelada Ciudad Deportiva, que todavía se encuentra en proceso y con algunas obras pendientes. En este proyecto inicial se preveía que los tres campos de tierra sirvieran para que la Escuela del Rayo Majadahonda desarrollara en ellos su trabajo, pero éstos nunca llegaron a construirse. Unas quejas de grupos ecologistas, al considerar que dichos campos Iban a significar un trastorno medio ambiental, tiraron por tierra lo pensado en un principio y modificaron la Instalación.
Este hecho obligó a cambiar lo acordado y a la creación del Complejo Municipal de La Oliva, en unos terrenos situados a unos 200 metros del Cerro del Espino y cuya construcción corrió a cargo del Atlético de Madrid. Fue una situación difícil, debido nuevamente a lo complicado del terreno, pero necesaria para que la Escuela del Rayo Majadahonda tuviera un sitio donde mantener su trabajo con Independencia del Atlético de Madrid y sus propias categorías inferiores. Trabajar juntos y con ayudas, pero de forma independiente.
Otro de los acuerdos alcanzados fue llevar, rápidamente, al ampliado Cerro del Espino los encuentros del filial del Atlético. Un equipo que militaba en Segunda División A y que posibilitó que desde la temporada 98/99 el Cerro del Espino fuera escenario de partidos de fútbol profesional. Circunstancia que posibilitó a los socios del Rayo Majadahonda ver pasar de forma gratuita, en nuestro municipio y en nuestro campo, a equipos de gran solera en el fútbol nacional.
La unión conllevó, además, una serle de contraprestaciones en las que nuestro Club salía beneficiado, no sólo por el apoyo Institucional y económico de una entidad como la rojiblanca, sino también por la solvencia que el acuerdo garantizaba al Rayo Majadahonda para su continuidad como un equipo con aspiraciones dentro de la Comunidad de Madrid y el fútbol madrileño.
Además, este apoyo no conlleva ningún tipo de relación filial. Es decir, ambas Instituciones mantienen su independencia y se ubican como clubes completamente separados y distintos, solamente ligados por un contrato de colaboración económico y deportivo ventajoso tanto para el Atlético de Madrid como para el Rayo Majadahonda.
Una modificación importante de estas contraprestaciones derivadas del primer Convenio llegó al finalizar la temporada 1999/2000. En ese momento la Junta Directiva del Club volvió a renegociar las bases del acuerdo con la entidad rojiblanca, en pos de conseguir una mayor colaboración deportiva para con el primer equipo. De esta forma, la gran mayoría de los jugadores que en años posteriores jugaron con la primera formación del Rayo Majadahonda tenían como procedencia la cantera del Atlético de Madrid.
La buena relación entre ambas entidades consiguió que el Rayo Majadahonda, aun manteniendo su Identidad propia como Club, estuviera de alguna forma dentro del Organigrama Deportivo del Atlético de Madrid en lo que a la cuestión piramidal de categorías inferiores hace referencia. Esta nueva situación no sólo permite un desahogo económico, sino que también garantiza un nivel deportivo con aspiraciones temporada tras temporada.